domingo, 13 de noviembre de 2011

LA MAR Y LA SAL.

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

Rafael Alberti lo dijo muy clarito: LA mar, al igual que todas las cosas más importantes, tiene una dimensión tan enoooorme y provoca unas sensaciones taaaan intensas, que únicamente puede tener género femenino.

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Por favor… pásame el sal… la sal.
La sal.

LA sal ha sido una de esas pequeñas; y a la vez enormes, por lo necesarias, utilidades en la historia de la Humanidad. Constituye a la vez uno de los pequeños grandes misterios que están ahí al lado y que ni siquiera nos preguntamos: LA sal potencia el sabor de las cosas, peroooo… ¿cómo es posible que potencie un sabor distinto para cada cosa?, ¿para cada uno su sabor?.

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TÚ ERES LA MAR… TÚ ERES LA SAL… TÚ ERES LA MAR DE SALADA… TÚ ERES LA MAR SALADA… TÚ ERES LA SAL DE LA VIDA… TÚ ERES LA MAR Y LA SAL.

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Al igual que LA mar, eres femenina. Para nosotros eres; siempre has sido, enooorme… de un tamaño tal, que nada es comparable; únicamente LA mar infinita podría dar una idea de lo grande que eres y únicamente LA mar infinita puede dar una idea lejanamente aproximada de las sensaciones que nos dejas.

LA mar es capaz de agitar su inmensidad, brotando de lo más profundo y desarrollando una intensidad y una fuerza apasionadas imposibles de medir. De la misma manera tú eres capaz cada día de agitarnos enérgicamente en lo más profundo, y rozar aquellas partes de nosotros dónde están las emociones más intensas.

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Al igual que LA sal tú has llegado a intensificar el sabor de nuestros sentimientos.

Mamá y papá ya sabían lo que es el AMOR, y lo sabían hasta cotas elevadas. Pero al igual que la sal potencia los sabores; de la misma forma tú llegada ha servido para que descubriésemos una nueva forma de amar… tan intensa… volcada hacia lo mejor que tenemos en común, y que es a la vez parte de ambos… y no sólo hemos descubierto ese nuevo amor hacia ti; sino que además, has venido a echar sal en el que ya compartíamos.

Mamá y papá ya disfrutaban con la VIDA. Pero al igual que la sal, has venido a intensificar ese gusto por vivir; a aportar una nueva razón, la más grande, para que cada día la vida sea un lugar cada vez más maravilloso.

Tú eres la sal de la vida.

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Un año más, mamá y papá queremos felicitarte en tu día. Es un placer obligatorio o una obligación placentera, asomarnos cada año, aunque sólo sea un ratito, para dejarte una miaja del cariño que mereces, en este tu pequeño territorio.

Un año más, queremos agradecerte por haber venido a quedarte con nosotros para crecer juntos; por seguir siendo aquella cosita tan pequeña, pero a la vez tan graaaande; por ser esa preciosa niña buena y con carácter que nunca has dejado de ser; por ser nuestra MAR y la SAL de nuestras vidas… Por dejarnos quererte y por querernos tanto.

SOY FELIZ… PORQUE ESTÁS CONMIGO!!!!

Gracias y muchas felicidades, INÉS… (así, con mayúsculas… como las cosas importantes).