Ambas tienen, no obstante algo en común: cocinan una lista relativamente escasa de platos, pero los clavan; los hacen más ricos que ninguna otra persona; será porque cocinan con amor y ponen alrededor de ciento sesenta años de amor entre las dos en el fogón, (además de abundante aceite).
Bueno, y tienen otra cosa en común: las dos se fueron el año pasado, por lo que esto es un pequeño guiño y un homenaje.
Desde donde estén, ellas y el bisabuelo Ramón, (que recién acaba de unirse al grupo), seguro que estarán lanzándome besitos y que me protegerán y cuidarán permanentemente.
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