Pos reulta que se fue... y esta vez se fue de verdad.
Alguna vez estuvimos juntos durante el día; pero siempre hemos compartido la noche.
De hecho, algunas veces por la noche me abandonaba temporalmente y se iba a recorrer su vida; esas veces en cuanto yo me daba cuenta de que él no estaba, me sentía desolada y buscaba alrededor de mi misma, estirando mis brazos... y si no lo localizaba...
Si no lo localizaba, entonces montaba un pollo bien fuerte para que se enteren los de Cangas, que he perdido mi tete y que me siento sóla sin él y que quiero que vuelva... y si no vuelve por sus propios medios, que alguien me lo traiga.
Entonces llegaba Sparrow o Costipao, despeinados, pálidos, con un ojo cerrado y otro entreabierto; como corresponde a las cinco de la mañana, y lo colocaba cariñosamente en su sitio: mi boquita.
Pero un día que me dió por eliminar de forma automática absolutamente todo lo que metía en mi cuerpecillo, y que ante el miedo de que me deshidratase, me hicieron pasar noche hospitalaria... ese día se olvidaron de traerme el tete.
Desde entonces no lo he vuelto a ver.
En ocasiones lo añoro por la noche y portesto o doy un par de alaridos... entonces viene uno de los incautos y me da lo que necesito: un par de caricias y un beso.
La vida sigue igual.
Alguna vez estuvimos juntos durante el día; pero siempre hemos compartido la noche.
De hecho, algunas veces por la noche me abandonaba temporalmente y se iba a recorrer su vida; esas veces en cuanto yo me daba cuenta de que él no estaba, me sentía desolada y buscaba alrededor de mi misma, estirando mis brazos... y si no lo localizaba...
Si no lo localizaba, entonces montaba un pollo bien fuerte para que se enteren los de Cangas, que he perdido mi tete y que me siento sóla sin él y que quiero que vuelva... y si no vuelve por sus propios medios, que alguien me lo traiga.
Entonces llegaba Sparrow o Costipao, despeinados, pálidos, con un ojo cerrado y otro entreabierto; como corresponde a las cinco de la mañana, y lo colocaba cariñosamente en su sitio: mi boquita.
He llegado a tener hasta cuatro o cinco a mi disposición desperdigados por mi cuna.
Pero un día que me dió por eliminar de forma automática absolutamente todo lo que metía en mi cuerpecillo, y que ante el miedo de que me deshidratase, me hicieron pasar noche hospitalaria... ese día se olvidaron de traerme el tete.
Desde entonces no lo he vuelto a ver.
En ocasiones lo añoro por la noche y portesto o doy un par de alaridos... entonces viene uno de los incautos y me da lo que necesito: un par de caricias y un beso.
La vida sigue igual.
4 comentarios:
Ay, siento lo de la noche hospitalaria. Pero me parece bien que el tete tenga su libertad.
;)
¿Y qué te pasó?
Ay, te haces mayor Inés...
Vaya Inés, te dejamos de ver unos meses y vuelves hecha una señorita: sin pañal, sin chupete... y lo siguiente? Ah si, P3! :-)
uy pobre de ti con lo del grifo abierto y la noche en el hospital
bien por ti por lo del chupón!
Publicar un comentario