sábado, 19 de septiembre de 2009

Lucas guarda silencio.

Pos abofé que no daba crédito.

Mi querido Lucas, mi patito de plástico azul que dice Cuá...Cuácuá...Cuá por un agujero de su espalda y que no se calla ni debajo del agua; mi querido Lucas que no se presta, se ha quedado mudito.

Como a mí están empezando a ponerme en el suelo a gatear, que al parecer es lo que corresponde a un bebé de diez mesitos; pos yo consideré oportuno a mi vez que Lucas ya tenía edad suficiente para empezar a volar.

Últimamente ya lo tenía un poco impresionado y el tipo ya debía esperarse algo; que las cosas han cambiado mucho desde aquellos tiempos en que cada uno andaba por su lado de la bañera y él pasaba por mi lado con sus Cuacuás y yo no era capaz de atraparlo. Últimamente le he asustado con un par de collejas y dos aguadillas y con las olas que provoco en la bañera; que el pobre se queda todo desconcertado preguntándose de dónde viene el tsunami.

Pero el otro día lo agarré y le ayudé a volar lanzándolo por el aire desde mi bañera.

Teníais que ver lo mal que vuelan los patos de plástico azul... Y lo que es peor: lo mal que aterrizan...

El pobrecillo se llevó tal susto que no ha vuelto a decir Cuá...CuáCuá...Cuá.

Te quiero LUCAS.

2 comentarios:

Leo dijo...

Pues mira que a mí mono el porrazo que le arreé le devolvió la voz.
Sin duda los patos son de marte y los monos de venus.

Karina Ibarra dijo...

Pues pobre Lucas, si el pobre se quedó resentido por el porrazo.. pero veo que ya revivió!
Un besote a Lucas, y como decimos en México: cura, cura, colita de rana, si no se cura hoy, se curará mañana! :-)