Los vecinos son espías,…y mi papá extraterrestre.

Ya sabéis que nuestros vecinos María y Benja son auténticos ángeles; pero ahora tenemos nuevos vecinos en la puerta de enfrente.

Papi dice que los nuevos vecinos son espías,…trabajan vendiendo libros, no sabemos si nuevos o usados, en los mercadillos; que como dice papi es algo que es mucho de espías: vender libros, sobre todo de segunda mano y meter mensajes cifrados entre las páginas de una edición antigua de un clásico, o un micropunto con datos del enemigo al final de una frase del final de un capítulo. Además están los horarios, que son de espía, que nunca entran en casa antes de la media noche y siempre salen antes de las siete de la mañana, para no cruzarse con el enemigo y para hacer sus cosas de espías sin que nadie los vea. El otro día tenían colgadas en la ventana una toalla azul y una rosa, que seguro se trataba de un mensaje para sus aliados…

Papi dice que los nuevos vecinos son espías,…y mami dice que como papi diga más tonterías le va a poner el culo colorado.

El otro día papi cambió de opinión: los nuevos vecinos no son espías,…son narcotraficantes.
Los nuevos vecinos son unos narcotraficantes que han probado la ”mercancía” y la han probado mucho, que se les ha quedado una cara muy rara; además, son narcotraficantes porque tienen una flota de vehículos en el garaje que no les llegan las plazas; eso sí, los vehículos para ser de narcotraficante son poco sofisticados: los vecinos son narcotraficantes de poca monta; los narcotraficantes procuran no relacionarse y saludar.

Mami piensa parecido a papá: “Inesita,…los vecinos igual son espías o narcotraficantes,…pero de lo que no hay duda es de que tu papi es un marciano que se ha caído de un guindo”.