Hoy cumplo dos mesitos,…y para celebrarlo ayer me regalaron dos vacunas, una en cada pierna, aaaaaaagh…lloré desconsolada a grito pelado, (para qué rayos ser valientes????).
Mami fue la que me llevó al pediatra, porque ella es la que vale para este tipo de cosas y la que es capaz de dar la cara siempre.
Papi, por su parte decía que no venía porque si veía como la doctora me hacía llorar, entonces él era capaz de meterle catorce vacunas y atiborrarla de anticuerpos, saturándole de tal forma que cogiese todas juntas la polio, la difteria, el tétanos, hepatitis y meningitis y chúpateslasnaricitis. Pero la realidad es que no vino porque es un caguiñas y no iba a aguantar viendo como me pinchaban, (es un blando).
Desde que me vacunaron estoy en contra de los toros,…o mejor dicho: estoy en contra de los toreros,…odio la suerte de banderillas y toda suerte que signifique clavar algo en una persona, animal o cosa, (salvo que la cosa clavada sea un trozo más o menos cuadrado de tortilla de patatas y la cosa clavante un palillo higiénico).
Por último, de nuestra visita a la pediatra también puedo decir que tenía ganas de fastidiar: 3 kilos y novecientos treinta y cinco gramos, pfffffffffffff!!!, ¿no pudo haber dicho CUATRO KILOS?.
Bueno,…es todo una broma; la realidad es que mami y yo estamos encantadas con todo el personal de pediatría de aquí de Moaña, que nos tratan con muchísimo cariño. Besitos para todas.
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