Dos por uno igual a uno.

Pos alguno no os lo creeréis, y ni viéndolo os percataréis,...pero os lo digo yo.

Es lo que ocurre entre mami y yo: somos dos que somos una. Y si no, que alguien intente explicar porqué me agito toda cuando la veo y la persigo con mi mirada a ver si con suerte ella me la devuelve y me hace un mimo, me río solo con mirarla y me quedo un poco mustia cuando no está. Y si no, que alguien intente explicar porqué ella sabe siempre lo que quiero o necesito y se anticipa a mis lloros.

Por supuesto que también está el pirata sensiblero, la tercera pata de este banco, y los Con Ocho Basta y sus enormes sonrisas perpetuas y los bulliciosos y bullangueros Telerines y los peluches que dicen guau y me chupan la cabeza Coco y Pipo, y el bisa Marcial que tiene aún menos dientes que yo, que no tengo ninguno, y la bisa Maruja que me regaló una colección de mantas, y los chicos en la puerta de al lado, y...

Pero mi peluche preferido es mami. La necesito más que al pete.

Hay muchos pasos que dar; pero estando mami y yo, el primer paso hacia la felicidad está dado.