Pos ocurre que tengo una bañerita azul, que debajo de mi bañerita azul hay una bandeja y que mami pone infinidad de cosas variadas en la bandeja: hay potingues, aceite, gel, champú, pañales, bastoncillos, mi amigo que hace cuá, un libro de cocina, una cámara de fotos, un ordenador personal, un horno microondas, y un triciclo.
Claro, con tal batiburrillo, un día que me bañó Sparrow pasó lo que tenía que pasar: me mete en el agua y tira de un bote y me empieza a frotar, me sentí como un carburador recién engrasado, aquello era aceite y más aceite, por un momento llegué a temer que tuviese la intención de freirme; cayendo en su error cogió otro bote y empezó a restregar por encima del aceite, se empezó a formar una pasta espesa que se deshilaba en el agua y yo parecía una mezcla entre una croqueta y un filete de merluza rebozado, el muy...esta vez no era aceite sino crema hidratante; para corregir y terminar aquel suplicio para mí, sacó un líquido de otro bote y empezó a refrotar,...¡bueno, hombre!, por lo menos ahora la croqueta empezó a oler bien, pero pasados unos segundos aquello empezó a picarme, esta vez me bañó con colonia.
Teníais que ver el espectáculo final: un precioso bebé rebozado en salsa besamel con un fuerte olor a colonia sumergido en una bañera de leche condensada. Darwin tenía razón: el hombre desciende del mono, sólo que Sparrow aún no acabó de descender.
Bueno; por suerte todo esto es casi ficción, no llegó a pasar porque mami estaba cerca y cada vez que papá iba a abrir un frasco desencajaba su carita, agitaba sus bracillos y gritaba: “Ese no, eeseeee noooooo!!!!”.
Claro, con tal batiburrillo, un día que me bañó Sparrow pasó lo que tenía que pasar: me mete en el agua y tira de un bote y me empieza a frotar, me sentí como un carburador recién engrasado, aquello era aceite y más aceite, por un momento llegué a temer que tuviese la intención de freirme; cayendo en su error cogió otro bote y empezó a restregar por encima del aceite, se empezó a formar una pasta espesa que se deshilaba en el agua y yo parecía una mezcla entre una croqueta y un filete de merluza rebozado, el muy...esta vez no era aceite sino crema hidratante; para corregir y terminar aquel suplicio para mí, sacó un líquido de otro bote y empezó a refrotar,...¡bueno, hombre!, por lo menos ahora la croqueta empezó a oler bien, pero pasados unos segundos aquello empezó a picarme, esta vez me bañó con colonia.
Teníais que ver el espectáculo final: un precioso bebé rebozado en salsa besamel con un fuerte olor a colonia sumergido en una bañera de leche condensada. Darwin tenía razón: el hombre desciende del mono, sólo que Sparrow aún no acabó de descender.
Bueno; por suerte todo esto es casi ficción, no llegó a pasar porque mami estaba cerca y cada vez que papá iba a abrir un frasco desencajaba su carita, agitaba sus bracillos y gritaba: “Ese no, eeseeee noooooo!!!!”.
2 comentarios:
Dicen los papás que los bebés deberíamos venir con un manual de instrucciones bajo el brazo (en lugar del pan), pero yo estoy seguro que aunque así fuese al final no se lo leerían (como siempre hacen) y estas cosas seguirían pasando.
Ay Inés, paciencia, santa paciencia!!!
Besitos...
Ay Inés, como me he reido.. no tanto de lo que te pasó (pobrecilla) sino de lo gafes que pueden llegar a ser los papas...
Pobres, a veces el mio hace cada cosa... por suerte no le contamos todo a mamá que si no le daría algo!
Un beos,
Àlex
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