domingo, 15 de marzo de 2009

Cumplí cuatro meses.

Cumplí cuatro meses y maldita sea,…cada dos meses que cumplo me regalan un par de banderillas; una para cada pierna…hopetas, que dueeeeleee. Vivan los meses impares y cagüen los meses pares y cagüen todas las vacunas.

Que sí, que vale, que es por mi bien,…pero mecachis, que me quedé aplanada para todo el día, que me dio un pequeño bajón y casi no comí y no estaba ni para reír ni para responder a los cariñitos ni las bromas de los chicos,…cuando cumpla seis meses intentaré esconderme, no sea que se les ocurra volver a pincharme.

Fuimos toda la familia al pediatra en Moaña; los de siempre: mami, papi, el Bugaboo rosigris y yo. Papi no conocía a las chicas del ambulatorio; porque habitualmente es mami la valiente que me lleva a la suerte de banderillas, y se quedó encantado, como le había dicho mamá, las enfermeras son encantadoras y siempre tienen algún cariñito para decirle a todos los bebés y la pediatra también.

A los que podáis estar preocupados por mi salud, he progresado un montón en el percentil; como sabéis nací tras ocho meses de embarazo, lo que me convirtió en un bebé más pequeñito que la media, pero a fecha de hoy me acerco a pasos agigantados a todos los demás; ya peso cinco kilos seiscientos y mido cerca de sesenta, (aunque en estas medidas sigo un pelín por debajo de la media). En lo que estoy a la altura de los demás es en el perímetro craneal; es un orgullo para los chicos, que andan diciendo por ahí que soy una intelectual.

Y es cierto, jiji.

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