miércoles, 24 de diciembre de 2008

La alimentación. Lo echo todo.

Podéis pensar que es fácil alimentar a un bebé como yo. Nada más lejos de la realidad.

Por diversas razones, mami tuvo que solicitar que nos dieran una leche para hacer biberones: porque no siempre tiene tiempo para darme el pecho, si ella no está papi precisa biberones, por si no tiene leche suficiente, por emergencias,...

Ocurre que desde el viernes por la mañana, hasta la mañana del sábado vomité todo lo que me dieron, me tomé un bibe de leche en polvo y lo digerí,...pero a partir de ahí lo eché todo. De manera que mami y papi se preocuparon y tuvieron que llevarme a Urgencias.

Allá nos fuimos al médico los cuatro miembros de nuestra familia: mami, papi, el Bugaboo rosigris y yo. El doctorcito me despelotó sin miramientos, no tiene el tacto de mami; me presionó con un dedo en el vientre mientras se daba golpecitos con la otra mano en ese dedo; luego cogió su MP3, (unos auriculares que acaban en un disquito que era redondo y frío, me parece que de marca fonendoscopio) y se pusó a escuchar música en mi barriguita.

Al acabar les dio la pertinente lección a los chicos: “Tiene muchos gases – podría no contar mis intimidades-; pero de todas formas la solución para vosotros es muy fácil: no le deis de comer más cemento, o por lo menos cambiar la mezcla: echar menos cantidad de leche en polvo en proporción al agua”.

El problema era que en la etiqueta de mi leche dice unas cantidades para bebés de un mes, pero como yo fui prematura, mi aparato digestivo está menos desarrollado que el de otros bebés de un mes, por eso necesito menos concentración.

Menos mal que a día de hoy está resuelto y tomo igual de bien bibe que leche de mami. (Y no vomito).

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