martes, 5 de enero de 2010

Trincada.

A veces me quedo trincada.

Cuando llamo a mami, se me queda trincada la lengüita. Empiezo mamamamamamamama...y sigo "hasta el infinito y más alláaaaaa...", que no sé parar y puedo estar toda la tarde con el mantra. (La verdad es que el pirata se pone verde de envidia).

Los árbolitos de Navidad, con bolitas y luces de colores, me trincan los brazitos. Me entra una necesidad imperiosa de ir hacia ellos y empiezo a coger las bolitas de colores y las lucecitas, que están pero al momento ya no están, y los ositos colgantes y... y me entra la necesidad de abrazar al arbolito y mis barcitos se quedan trincados abrazando al arbolito. (Además, me pasa con absolutamente todos y me emocionan un montón... si voy por vuestra casa, procurad esconderlo).

El pasillo de casa me trinca los piececillos. Que me arranco a andar desde la tele, cruzo el salón, paso por delante de la cocina, atravieso el hall y sigo por el pasillo hasta el baño... al llegar allí me doy cuenta de que no tengo ganas y que llevo un estupendo pañal que me protege... entonces doy vuelta y me voy a ver la tele un rato...al llegar a la tele me entran ganas de ir al baño... al llegar al baño quiero ver la tele... Y así ando, dando vueltas; que los chicos lamentan no tener un pasillo más grande.

Total... que me quedo trincada.

3 comentarios:

Jessica dijo...

jijiji que trincadas más divertidas te pones, si tuvieras un pasillo más grande seguro terminarías más cansada de lo normal y dormirías más por eso los chicos han de lamentar no tener un pasillo más grande

Besos

Leo dijo...

Recórrelo en zigzag, así se te hará más largo, jejeje.

Karina Ibarra dijo...

También, si te aburres de casa puedes seguir un poco hacia la derecha.. y luego hacia abajo (no mucho porque llegarías antes a Jaén), pero te queda más cerca Girona... :-)

Besitos guapa!