Bienvenida.

¿A que no sabéis quién vino a darnos la bienvenida?... Pues sí, ni más ni menos que la jefa de todo el cotarro: la Reina de Inglaterra.

No me digáis cómo se entró de que íbamos a ir por allí: tal vez se lo contó alguno de sus espías, un 007 de esos; o tal vez oyó el grito que dí en Oporto para avisar que íbamos. El caso es que la buena señora se puso las zapatillas y arrancó manos a la obra, despertó a tooooda su familia y les dijo que se pusieran los trajes de los domingos, que habían llegado los de Moaña y que había que ir a recibirlos.

No sólo se pusieron de bonito; sino que estuvieron pintando los caballos toda la noche con los rotuladores Carioca, para que todos estuviesen del mismo color y además hizo preparar carrozas para sus parientes y un Rolls marrón para el Primer Ministro, (el color es muy apropiado al tratarse de Gordon Brown).

Antes de que llegase ella estuvieron alineando a unos soldaditos de plomo con metralletas y mientras, una banda de música tocaba canciones. La Reina tiene un gusto un poco raro: por un lado Enrique Iglesias y por otro Tom Jones, (lo juro).

Bueno, le quedamos muy agradecidos por el chou que nos montó, aunque en casa realmente no somos muy monárquicos, (pensamos que acá nos salen más bien carillos, además los Borbones no paran de casarse y procrear seguido).

En fin, buena mujer... que le agradecemos la intención y el saludo y que nos viniese a recibir justo antes de ir a inaugurar el año parlamentario.